

La violación de niños y mujeres y el uso de la violencia sexual contra ellos se ha convertido cada vez más en una característica de los conflictos. Este tipo de violencia contra niños y niñas se produce a menudo cuando existe un vacío en el estado de derecho como consecuencia de un conflicto y se exacerba por la filosofía de impunidad que genera ese vacío. En algunos casos la violencia sexual ha sido utilizada como táctica premeditada de guerra con objeto de humillar o exterminar a una población u obligarla a desplazarse. En la República Democrática del Congo, por ejemplo, el entorno de impunidad ha dado lugar a una violencia sexual generalizada, y un alarmante 33% de las víctimas son niños.
Las consecuencias físicas y mentales son devastadoras, especialmente para los niños. Tales violaciones pueden asumir la forma de esclavitud sexual, prostitución o matrimonios forzados o mutilación sexual. Las consecuencias para la salud de las víctimas en el largo plazo incluyen las infecciones de transmisión sexual, como el VIH/SIDA, las fístulas, los embarazos prematuros y los traumas psicológicos debilitantes.
La violencia sexual en tiempos de conflicto, especialmente cuando se ejerce contra niños y niñas, constituye una ruptura de profundos tabúes sociales en todas las culturas y en tal sentido provoca la máxima devastación del tejido social de las comunidades. En consecuencia, las intervenciones necesarias luego del ejercicio generalizado y sistemático de la violencia sexual exigen enfoques más integrales y comienzan con las víctimas, pero se extienden a las comunidades en las que una vez más deben encontrar su lugar y su apoyo. La estigmatización de las víctimas de la violencia sexual, que muchas veces lleva a su ostracismo o marginación, exige intervenciones integrales a nivel de la comunidad en favor de las niñas y los niños afectados.
El Estatuto de Roma de la Corte Penal Internacional define la violación y los casos graves de violencia sexual como crímenes de guerra. Se debe hacer todo lo posible para llevar ante la justicia a los responsables de este crimen de guerra.
Las consecuencias físicas y mentales son devastadoras, especialmente para los niños. Tales violaciones pueden asumir la forma de esclavitud sexual, prostitución o matrimonios forzados o mutilación sexual. Las consecuencias para la salud de las víctimas en el largo plazo incluyen las infecciones de transmisión sexual, como el VIH/SIDA, las fístulas, los embarazos prematuros y los traumas psicológicos debilitantes.
La violencia sexual en tiempos de conflicto, especialmente cuando se ejerce contra niños y niñas, constituye una ruptura de profundos tabúes sociales en todas las culturas y en tal sentido provoca la máxima devastación del tejido social de las comunidades. En consecuencia, las intervenciones necesarias luego del ejercicio generalizado y sistemático de la violencia sexual exigen enfoques más integrales y comienzan con las víctimas, pero se extienden a las comunidades en las que una vez más deben encontrar su lugar y su apoyo. La estigmatización de las víctimas de la violencia sexual, que muchas veces lleva a su ostracismo o marginación, exige intervenciones integrales a nivel de la comunidad en favor de las niñas y los niños afectados.
El Estatuto de Roma de la Corte Penal Internacional define la violación y los casos graves de violencia sexual como crímenes de guerra. Se debe hacer todo lo posible para llevar ante la justicia a los responsables de este crimen de guerra.
SI OBSERVAS O SABES DE ALGUN NIÑO QUE SUFRE VIOLECIA DE CUALQUIER TIPO DENUNCIALO...................
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